De niño me fascinaba ver por televisión a la Familia Adams. Esa familia, más allá de sus disparates y locuras que nos hacían reír, seguía el esquema de una familia tradicional compuesta por padre, madre, hijos y rodeada de abuelos, tíos y primos. Por más locos que fueran, se respetaba a rajatabla dicha estructura familiar básica.
Hoy vemos en nuestras familias distintas composiciones. En la actualidad conviven distintos modelos familiares junto con el tradicional que nos hacen pensar realmente cuál de todas es la “familia muy normal”, tarareando el single de la familia Adams.
Diversos estudios demuestran que la estructura psíquica que los niños, y de los adultos también, se encuentra más sólida cuando conviven dentro de un espacio familiar sano. Aunque hoy también nos planteamos, que en los distintos tipos de familia existen problemáticas diferentes y situaciones traumáticas que afectan a sus miembros. Casi se necesitaría contar con la Piedra de Lidia, por medio de la cual se discierne el oro puro del oro con aleación, para aseverar realmente cuál es la familia normal.
Podemos dar una definición de familia por medio de los círculos concéntricos que nos permiten ver que en el centro se encuentra el núcleo del amor, y del dolor compartido, y cómo a través de ese círculo nos vamos desarrollando como familia. Lo que suceda en ese círculo y lo que se expanda de él son la alternativa que nos permite distinguir la verdadera composición familiar.
Artículo extraído de:
La voz del Peregrino
Ejemplar Mayo 2017