Es común que al frenar nuestro auto en un semáforo, vengan a nuestro encuentro una gran cantidad de jóvenes ofreciéndonos productos importados, flores, o su servicio de “limpiaparabrisas”. Otros optan por realizar una serie de malabarismos que hacen más grata nuestra espera. Sin embargo, muchos jóvenes se inician en el camino de la delincuencia, la droga y la prostitución. Frente a esta realidad, debemos preguntarnos porque dichos jóvenes no pueden realizar un trabajo productivo.
El potencial de creatividad, innovación y productividad que pueden tener estos jóvenes es enorme si se crean las condiciones para que eso ocurra. Es tiempo de que se tomen las medidas necesarias para revertir esta situación. Si seguimos en el camino que estamos, se estará hipotecando en futuro de nuestra patria.
Hoy centenares de fábricas en nuestro país no cuentan con personal idóneo en oficios tales como tornería, herrería o electromecánica. Es necesario que se realice, por un lado, un plan integral a largo plazo donde se contemple las necesidades educativas futuras de la población, y por otro lado, una reconversión de los planes educativos actuales y un plan de inserción laboral para los actuales jóvenes.
Artículo extraído de:
La voz del Peregrino
Ejemplar Abril 2016
Autor: Fernando Piñeiro